Hoy me he levantado con el pie contrario: demasiada sangre en el telediario, una sola carta tengo en el buzón, la remite mi banco, ME DICE QUE NO; mi mujer se ha largado con un abogado
que le paga los vicios, "QUE TE GANA LOS JUICIOS".
Para celebrarlo me pido otra copa y una coleguita vomita en mi ropa; y llueve, y un taxi que parece un barco me arrolla y me deja sentado en un charco.
Y a trancas y barrancas llego hasta el casino a tentar al destino en forma de ruleta, y el destino me lo paga dejándome en bragas apestando a vino y con catorce pesetas.
Y viendo que el planeta me tiene en jaque mate decido montármelo solito en el váter y, mientras me alivio de aquella manera, me cojo tremendo pellizco en un huevo con el cierre nuevo de la cremallera, y noto de pronto unas molestas cosquillas
desde la bragueta hasta la coronilla: ¡y descubro que tengo ladillas! y me rasco, y me afeito, y me corto -solo me faltaba ya tener un aborto. Coro de pringados: "ESTO ES DEMASIADO, NO SOLO CORNUDO SINO APALEADO".
Y cuando decido terminar con esta mierda a puntito de ahorcarme, me se rompe la cuerda y, en lugar de alegrarme, me quedo con las ganas de viajar al infierno por aquella ventana; y dicen los del coro: "TODO UN CABALLERO NO SALTA AL VACIO DESDE UN PISO PRIMERO"
Y a patita desemboco en la plaza de Santa Ana para hacer barra fija en otra discoteca infestada de guiris, bolingas, taquimecas, y se arrima a mi vera una petarda faltona
diciendo que es amiga de Panchito Varona: "Tienes pinta de buena persona en busca de un poco de rollito canalla ¿VERDAD QUE ME VAS A INVITAR A UNA RAYA?" "Ojalá tuviera, preciosa, te juro por la gloria de mi madre que vengo sin un duro". "Pero anima esa carita tan seria que estás en tu noche de suerte, chaval".